Alocución final a la Manifestación del 24 de agosto de 2014
jeudi 25 septembre 2014, par
Alocución final a la Manifestación del 24 de agosto de 2014
Hoy en París estamos homenajeando a los hombres de la Nueve. Pero a través de ellos, también rendimos homenaje a todo el exilio español. Procedentes de prácticamente todas las provincias españolas, les hombres de la Nueve eran ante todo combatientes por la vida y por la libertad.
Antes de luchar con el uniforme en el ejército de Leclerc, incluso antes de combatir con el mono de obrero para defender la República española en 1936, pelearon por la conquista de su dignidad de trabajadores en las fábricas o en los campos y por la edificación, para no pocos de ellos, de un mundo libertado del dinero y del Estado.
Sin lugar a dudas, muchos de esos republicanos españoles, por ser obreros afiliados a la CNT o a la UGT, tuvieron que sufrir desaires y agresiones de parte de la República, cuando estuvo en el poder. Pero cuando la República fue atacada por les militares golpistas de Franco, dichos obreros no vacilaron en defenderla en las barricadas de Barcelona o en las trincheras de Aragón, Euzkadi, Andalucía o Madrid.
Sí, muchos de aquellos republicanos, al mismo tiempo que estaban en las primeras líneas contra Franco, llevaban a cabo una revolución que, en numerosas ciudades, empresas y pueblos, estableció lo que ellos mismos definían como el comunismo… libertario.
Franco estaba apoyado por Hitler y Mussolini, el pueblo español sufrió, solo, o casi, el auge del fascismo en Europa. Por cierto, salieron voluntarios para auxiliar al pueblo español de Europa y del mundo entero, pero las instituciones internacionales, sí que tergiversaron prefiriendo permanecer lejos del conflicto.
Así, la República francesa, la del Frente Popular, Inglaterra, EE UU, todas las grandes democracias, se mantuvieron en la No intervención, abandonando a una República generada por el sufragio universal.
En cuanto a la URSS, además de facilitar aviones y armas a menudo repartidas selectivamente –si bien fueron pagadas al contado –, mandó sobre todo a sus agentes para intentar orientar el Estado republicano y torpedear la revolución que se desarrollaba. Para Stalin, el comunismo no era compatible con la libertad...
En estas condiciones, y pese al compromiso incesante del pueblo español durante casi tres años, la suerte estaba echada. Las tropas republicanas emprendieron la retirada y en 1939 un éxodo de 500 000 españoles pasaron la frontera pirenaica o atravesaron el Mediterráneo hacia África del Norte. La República francesa, en esa época, se extendía en ambos lados del Mediterráneo.
En vez de un abrigo de paz tras tres años de guerra civil, son los campos de concentración franceses los que acogieron a aquellos antifascistas. Y la República francesa, que se negó a apoyar a la República española, no titubeó el 27 de febrero de 1939, cuando aún no había terminado la guerra civil, en reconocer al Gobierno franquista.
La paz no iba a durar mucho, para aquellos españoles desterrados así como para los demás pueblos de Europa. En septiembre de 1939, Francia participó en la guerra, aún si sólo en mayo de 1940 empezaron los combates decisivos.
Los hombres de la futura Nueve se hallaban, por lo tanto, en África del Norte, desterrados en países colonizado por Francia, próximos a las colonias españolas del Rif y del sur de Marruecos. Sometidos a las Autoridades de la Francia del mariscal Pétain, aquellos antifascistas integraban bastantes veces la Legión extranjera para escapar a la expulsión a la España franquista.
Pero cuando el Ejército de Leclerc procedente del Chad llegó al Magreb, no vacilaron en desertar para sumarse a aquella tropa que combatía a Hitler y Mussolini.
En Francia, numerosos españoles dieron un apoyo a menudo decisivo a la Resistencia contra Pétain y los nazis. Incluso organizaron maquis. Como fue el caso en los Alpes (les Glières), en el Macizo Central, en los Pirineos, prosiguieron el compromiso iniciado en 1936.
En cuanto a Franco, no sólo sometió a España con juicios sumarísimos, tribunales militares, prohibición de las instituciones republicanas, sindicatos, partidos, etc., sino que aportó a Hitler la División Azul, unos 35 000 hombres que combatieron en el frente del Este.
La Nueve desembarcó en Normandía a inicios de agosto de 1944. Participó en duros combates en la zona de Falaise y en las afueras de la capital francesa el 23 de agosto.
Fue ella, bajo el mando del capitán Dronne, la que designó el General Leclerc parar auxiliar la insurrección parisiense contra el ejército alemán.
Los Half Track [tanquetas], que precedieron los tanques Romilly, Champaubert y Montmirail, llevaban nombres de batallas de la guerra civil española : "Guadalajara", "Teruel", "Belchite". Los combatientes que los conducían tenían aquellos apellidos : Amado Granell, Luis Royo, Rafael Gómez, Manuel Lozano, etc..
El primer Half Track en llegar al “Hôtel de ville” [Ayuntamiento] de París, el 24 de agosto de 1944, fue el Guadalajara, hace setenta años.
Los half track de los españoles tuvieron el papel de escoltar y custodiar al general de Gaulle y a las Autoridades de la Francia libre en Notre-Dame el 25 de agosto, así como el 26, durante el desfile en los Campos Eliseo.
No obstante, quedaron excluidos y olvidados del relato nacional que escribieron los gaullistas y comunistas parar evocar la Liberación de Francia. E igualmente estuvieron descartadas y ocultadas durante mucho tiempo, las tropas coloniales del ejército De Lattre, desembarcadas Provenza también en agosto de 1944.
Entre las instituciones, « la gran muda », como se denomina al ejército francés – ¿acaso sea una paradoja ? –no se ha olvidado de aquella hazaña conservando el Guadalajara y el Teruel en el Mont-Valérien, en la periferia parisiense.
La Nueve continuó su ruta hacia Alsacia, y llegó al Nido del águila de Hitler. De los 160 hombres alistados, únicamente 16 alcanzaron aquel lugar, y con bastantes heridos, quedaron en vida. Volvieron a la vida civil : el general Leclerc, por su lado, se fue a luchar en Indochina por el colonialismo francés...
Rendir homenaje a estos republicanos españoles, hoy por hoy, recordar sus compromisos por la libertad en España y en Europa sin evocar así mismo las traiciones y las dejaciones de que fueron objeto ya desde 1945, sería otra manera de traicionarles.
Sólo podemos, como « Association du 24 août 1944, en tanto que hijxs, amigxs y compañerxs de aquellos hombres, de aquella generación, contar hechos que nos es imposible disimular.
Terminada la guerra, la esperanza objetivos de los hombres de la Nueve, como de los de todos los exiliados fue cruzar los Pirineos. Pero la España de Franco, cuya accesión al poder fuera sostenida por Hitler y Mussolini, no era o ya no era un objetico para las naciones aliadas y sus tropas.
Sin embargo, desde la liberación de Francia, las instituciones republicanas en exilio se constituyeron. Hubo un Gobierno republicano en exilio y también se organizaron los organismos políticos y sindicales.
Pero en el tablero de la guerra fría, la España republicana ya no era un motivo de interés.
Por eso, a pesar del compromiso desde 1936 contra el fascismo o de la participación en la resistencia al fascismo, la incorporación en los regimientos de Francia, la participación en todas las batallas, de Narvik a El-Alamein, sin olvidar París , los hombres de la Nueve, los españoles y la República cayeron otra vez en el olvido.
Y del abandono militar al abandono político, sólo hay un paso. Se darán a comienzos del decenio 1950, cuando la España de Franco, la que aplastó a la República española con las armas en la mano, integró las instituciones internacionales.
En 1953, la Unesco que abrió los brazos.
En 1955, la ONU hizo otro tanto.
¡La URSS, « amiga » de la República española, votó por la admisión de la España Franquista !
¡La Francia de las « Luces » y del abandono de 1936, votó también a favor !
Sólo dos naciones en el mundo se opusieron : México y Yugoslavia.
Es así como la República española y los republicanos pasaron a la condición de asuntos dejados de lado, cancelados para las democracias populares y libérales.
Se les descartó una vez más. Ellos, sin embargo, continuaron un combate solitario y desigual que, ya sea desde el destierro ya sea en la clandestinidad en España hasta inicio de los años 1970. Pero se abrió la vía hacia la monarquía y su « Transición » impuestas por Franco... Casi 40 años tras la desaparición del Caudillo, España vive todavía con las instituciones impuestas por el dictador.
Fuera de las instituciones, tampoco hubo mucha gente para sostener a la República y a los republicanos españoles. Los intelectuales « de izquierda » y las organizaciones políticas y sindicales de Francia ignoraron, casi siempre, la cuestión española. La verdad es que si era difícil seguir la política de Moscú respecto de Hitler, era lo mismo para observar la que iba aplicando en cuanto a Franco...
Sin embargo algunos hombres íntegros, libres, sostuvieron activamente a España. La España de 1936, la que dio la cara frente a los totalitarismos del siglo XX y que al mismo tiempo se proyectaba hacia una sociedad libertaria en que el hombre y la libertad están en el centro de todo. Entre aquellos hombres libres, la voz de Albert Camus resuena hasta nuestros días.
Nuestras palabras finales serán por lo tanto las suyas, sacadas de artículos de l’Express publicadas los 18 de noviembre de 1955 y el 24 de agosto de 1956 y un texto aniversario de 1951, publicado por Témoins en la primavera de 1954 e incluido en el volumen de la colección La Pléiade en 1965)
Y sólo nos queda, por lo tanto, que fijar fechas y decir, para nuestros amigos, para nuestros adversarios, que ninguna causa justa o injusta hará de nosotros defensores, siquiera moderados, siquiera provisionales de la ilegalidad franquista. Los hombres libres de España deben saber por lo menos, en su amargura, que esta fidelidad de honor, colocada por su pueblo encima de todo, no ha muerto, a pesar de las apariencias, en Francia. Ella, frente a un presente vergonzoso, mantiene todavía, para ellos y para nosotros, las suertes del porvenir.
Veinte años tras la guerra de España, algunos hombres han querido reunirse para decir su fidelidad a la República vencida. Nada pudieron ni el tiempo ni el olvido, que son los grandes auxiliares de los reaccionarios de derecha y de izquierda, contra aquella imagen, intacta en nosotros, de la España libre y encadenada. La segunda guerra mundial, la ocupación nazi, la resistencia que se le opuso, la guerra fría, el drama argelino y la desgracia francesa de hoy en día no han quitado nada a este sordo sufrimiento que viven los hombres de mi generación, a través su propia historia asfixiante y monótona, desde el asesinato de la República española.
Entonces el 19 de julio de 1936 será también una de las fechas de la segunda revolución del siglo, cuya fuente es la Comuna de París, que camina siempre bajo las apariencias de la derrota, pero que todavía no ha acabado de sacudir el mundo y que para acabar llevará al hombre más allá de lo que no consiguió la revolución de1917. Nutrida por España y, en general, por el genio libertario, nos devolverá algún día una España y una Europa y con ellas nuevas tareas así como combates por fin al cielo abierto. Eso constituye por lo menos nuestra esperanza y nuestras razones para luchar.