la CNT tiene un brillante porvenir ... detrás de ella
Miércoles 19 de enero de 2005, por
La CNT tiene un brillante porvenir ... detrás de ella
"Criticar en público o en corrillos a los militantes y compañeros que ocupan cargos es desvalorizar la Organización»
«Ningún compañero consciente critica los Comités en público, porque sabe que es favorecer los propósitos del adversario»
«El anarcosindicalismo y el anarquismo organizado se rigen por la ley de mayorías» ...etc.. etc.
Citar estos “leninismos” grabados en el mismísimo carnet confederal no refleja mala leche. La mala leche hubiera consistido en recordar sin más aquellas palabras de Lluís Llach :
No es aixó, companys, no és aixó
pel que varen morir tantes flors
pel que várent plorar tants anhels.
Potser cal ser valents 1) altre cop
i dir no, amics meus, no es aixó...
Sin embargo quiero disipar una confusión a la que estos versos pueden inducir. No me voy de CNT por “sensibilismo ético”, por “purismo sentimental o infantil”, por no aguantar más tiempo las maniobras y politiqueos que a partir de los distintos ban-dos se despliegan dentro CNT. Quizás a los 20 años hubiera sido el asco quien me hubiera hecho romper el carnet, hoy ya no es eso. Hasta este mes de mayo de 1979 he aceptado. muy “conscientemente”, llevar un carnet con frases tan reaccionarias como las que encabezan este texto, y lo he hecho porque asumía plenamente dos opciones para mí fundamentales
1) que CNT debía ser una organización “amplia” o de “masas”,. para decirlo rápidamente (aunque no considero válido este término). Bien sabido es que cuanto más “amplia” es una organización, más pesados son los aparatos de poder que la estructuran, más vigor tienen las relaciones de poder que la sacuden. Ni me ha sorprendidom ni me ha defraudado pues el desagradable espectáculo de estas luchas inevitables.
2) que CNT debía ser una organización enclavada en su siglo, arraigada en su tiempo. en perfecta ósmosis con la cotidianidad del momento. Esto significa. pues, una organización necesariamente contaminada por “el espíritu del tiempo” y en la cual los individuos, sus relaciones y sus prácticas, son tan sólo un poco (pero tan poco) diferentes de las que podemos “fuera” de la organización. Las armas empleada. en las inevitables luchas por el poder poco se podían diferenciar pues de las que se emplean fuera del ámbito libertario y el haberlo constatado una vez más tampoco me podía desanimar demasiado.
No me voy por purismos y, tampoco me voy por el rumbo que ciertos factores coyunturales han imprimido a CNT. La circunstancias de la reconstrucción, la heterogeneidad de las posturas de partida, la influencia del exilio,el caso Scala... toda esto son elementos que explican los fenómenos de superficie que se dan en la organización pero que nada tienen que ver con la mecanismos de fondo que marcan la trayectoria de la confederación. Creo que he devuelto el carnet por una razón más fundamental: me he dado cuenta de que mi adscripción a CNT reposaba. en última instancia, sobre un simple “acto de fe”, sobre la creencia en un milagro, sobre la ceguera propia de cualquier creyente. Cuando se tira una piedra al aire hace falta una sólida dosis de fe para apostar que no volverá a caer; pues bien, no hacía falta menos fe para creer que CNT aún “existía”... como si el mero hecho de ser una organización de inspiración libertaria le hubiera permitido escapar a las leyes que rigen la materia social. La verdad es que tras tantos años de militantismo en un área libertaria reducida a su más simple expresión tanto a nivel numérico como a nivel de una eficacia otra que testimonial 2), la esperanzas despertadas por el “resurgir” cenetista eran suficientemente excitantes como para perturbar la capacidad de enjuiciamiento crítico y falsear los análisis. En mi valoración de CNT tras la “reconstrucción”, olvidé tomar en cuenta la dimensión temporal, el peso de la historia. Olvidé que una organización no es solamente el conjunto de sus hombres, la calidad de sus estructuras, la validez de sus contenidos, la naturaleza de sus mecanismos de decisión, sino que una organización es también su “historia”. Me olvidé que los años no transcurren impunemente entre lo instituyente y lo instituido, olvidé sencillamente que la CNT nació a principios de siglo y que nos acercamos hacia su final. Durante tres años he vivido la CNT desde este olvido.
Los compañeros de los GAA 3), o mejor dicho, el proceso que han suscitado, ha actuado para mí como un “analizador” de la confederación, como revelador de todo aquello que mi acto de fe me impedía literalmente ver. Las expulsiones son lo de menos, las características del proceso es lo realmente aleccionador y lo que me ha permitido por fin plantearme la cuestión CNT en términos no religiosos. Si CNT es una organización (y lo es), si todas las organizaciones. en tanto que organizaciones, están reguladas por unos mecanismos sociales específicos, por unas “leyes” que les son consubstanciales, por unos procesos no contingentes (y todo esto es así) entonces CNT también está afectada por esos mecanismos, esas leyes, esos procesos, necesariamente. Si es cierto (y creo que hay suficientes elementos para aceptar que lo es) que todo grupo humano cuya cohesión se basa en elementos ideológicos, en valores compartidos, en un corpus de creencias comunes tiende inexorablemente hacia la “forma-iglesia”, es decir tienden a transformarse en organizaciones que funcionan con mecanismos reguladores de tipo ortodoxo, entonces no hay razón alguna para suponer, salvo acto de fe, que CNT escapa a esa transformación.
Por el peso mismo de su propia existencia, por el simple "transcurso del tiempo" por el propio juego de su "metabolismo social" 4), la CNT camina inexorablemente hacia la forma-iglesia. Las organizaciones tienen un ciclo de vida determinado, aunque tras él puedan subsistir bajo forma de iglesia. Las ideologías también, aunque éste sea más largo 5). La CNT está, y es normal, muy adentrada ya en el proceso “eclesiástico”. Como organización formal puede subsistir aún muchísimos años, pero la CNT como organización meramente funcional en relación a unos objetivos fundacionales precisos, está en el mismo estado que todas las organizaciones próximas a la forma iglesia : es decir muerta, difunta, acabada. La CNT ha muerto para sus fines, aunque siga viva para sí misma.
Lo que he expuesto hasta aquí puede considerarse como una opinión y en cierto sentido no es más que una opinión a la que se pueden contraponer otras opiniones igualmente legítimas. Cuando los debates se sitúan en el nivel de la confrontación de opiniones, pueden ser amenos o aburridos, estimulantes o cansinos, nunca teóricamente válidos o pertinentes. La exposición y confrontación de opiniones cumple muchas funciones sociale pero no precisamente la de permitir una comprensión más exacta de la materia abordada. Creo que una opinión debe explicitar sus bases, enunciar las condiciones precisas de su formulación, indicar los materiales sobre los que se articula, desvelar su lógica interna, ofrecer en definitiva las condiciones de comprobación y refutabilidad a partir de las cuales el debate deja de ser asunto de opiniones para pasar a ser práctica teórica. Afirmo pues que la CNT, víctima del transcurso del tiempo, ha dejado de existir hace tiempo y que el referente de las tres letras C NT es una forma iglesia, pero expongo a continuación algunos de los síntomas de esta situación y algunas de las características de la forma-iglesia.
El instrumento termina por instrumentalizar sus fines
La organización tan sólo se constituye al principio como un medio coyunturalmente válido para conseguir un fin que exterior a ella misma. Su único valor reside en las operaciones y permite realizar. El costo de elaboración o de mantenimiento del instrumento tiene que ser muy inferior al valor de sus operaciones y el instrumento se abandona o se modifica tan pronto con las operaciones que permite dejan de ser “rentables” en relación a los objetivos asignados. Con el tiempo la organización tiede a enquilosarse, la actividad de sus miembros se consume en la simple persistencia de dicha organización, en operaciones de man-tenimiento. La organización que no ha conseguido realizar los objetivos para los que ha sido creada genera un nuevo objetivo : subsistir. El instrumento está sacralizado. Su existencia es substitutiva de su fines. su valor ya no se calcula en función del valor 6) de las operaciones que permite sino que adquiere el valor de sus fines.
¿En qué consiste hoy la principal actividad de los militantes de CNT? ¿Sobre qué versan los contenidos de las asambleas? ¿Es concebible valorar CNT como una simple y vulgar herramienta Las respuestas no dejan lugar a dudas.
Alejamiento progresivo de la realidad y su corolario : funcionamiento a nivel puramente ideológico
Lo instituido es necesariamente conservador. Lo es ya en el momento mismo en que brota del acto instituyente. La permanencia de sus efectos constituye el éxito del proceso instituyente y la condición de posibilidades de esta permanencia radica en la movilización de fuerzas suficientes para resistir al cambio y a la reformulación incesante. El conservadurismo es pues una carac-terística de las organizaciones en tanto que éstas son producto de una creación y los que, a pesar de todo, seguimos pensando que la organización es un instrumento necesario, debemos aceptar este condicionante. Pero así como hay moléculas más o menos inestables, también hay organizaciones más o menos perdurables. El hecho de que se acumulen los años sobre una organización es señal de que ésta constituye un compuesto con fuertes ligazones internas, con una evidente capacidad de capear el cambio y lo que puede parecer virtud se torna en defecto. Una rueda, un pico pueden constituir herramientas inmutables du-rante milenios, pero cuando la materia sobre la que se aplica un instrumento es por definición cambiante, o se modifica con ella el instrumento o éste pasa a tener una eficacia puramente simbólica. La CNT nace como instrumento adecuado, y creo que bastante bien adecuado, a una realidad social. Nadie negará que esta realidad social ha cambiado tremendamente y ciertamente el instrumento también. Pero las mismas fuerzas de resistencia al cambio que son responsables de la pervivencia de CNT también son responsables de que el cambio sufrido por la organización sea más lento que el cambio experimentado por la realidad. A medida que pasan los años este desfase se acrecenta, y son ya mu chos los arios transcurridos desde la creación de CNT... Cuando una organización está suficientemente desfasada en relación a la realidad para la cual ha sido concebida sólo le quedan dos posibilidades, transformarse o bien transformar la realidad. Como ambas cosas son harto difíciles se suele adoptar una solución onírica: se transforma “ideológicamente” la realidad para que quede enmascarado el desfase. A partir de aquí se funciona a nivel ideológico, es decir en el ámbito de una “idea de la realidad”. ¿Acaso no es esto lo que ocurre en CNT? ¿Acaso se achaca alguna vez a la propia organización y a sus contenidos la falta de incidencia real? Generalmente se piensa o bien que se trata de una mala racha y que vendrán tiempos mejores o bien que son aspecto coyunturales los que frenan la incidencia, tales como lucha internas, etc. o bien y esto es maravilloso, piensa que, aunque imperceptibles,. informal y subterránea la CNT tiene unos efecto una realidad impresionantes.
La recuperación de la memoria y la revivencia del pasado
La forma-iglesia, la transmutación del medio en finalidad,. el funcionamiento ideológico, suelen acompañarse de una potente llamada a la tradición. Para muchos compañeros recuperar la “memoria” histórica de las luchas y en concreto de la organización anarco-sindicalista constituye un quehacer positivo de cara al presente. De lo que no se dan cuenta es del papel castrante de esta memoria. Cuando recuperar la memoria pasa por recuperar la siglas, los símbolos, los congresos, etc.. se puede afirmar que está efectuando una “regresión”. Recuperar la memoria en su estadio pasado es trasladarse a ese estadio y es también, a partir de ahí, concebir el futuro como una revivencia del pasado, como un renacimiento que reproducirá la edad de oro. El pasado de CNT, que para cualquier movimiento de auténtica emancipación constituiría un tesoro inapreciable al igual que la maknovichina o Cronstadt, es para la CNT, y por eso mismo que de CNT se trata. un estigma de muerte. ¿Acaso es falso que CNT, hoy, es ante todo su pasado? ¿Que su anhelo es ser lo que fue?
Las estrategias de protección de la organización
Cuando una organización está suficientemente adentrada en el proceso de transformación ortodoxo, cuando su propia subsistencia se eríge en objetivo primordial, cuando su relación con la realidad ya no responde a los propósitos fundacionales, entonces los mecanismos que tienen por función básica preservar la cohesión interna del grupo se tornan preponderantes. Se elabora por ejemplo un “lenguaje para iniciados” que sirve a la vez de criterio de pertenencia y de procedimiento de exclusión. Este lenguaje cargado de sútiles connotaciones, además de constituir un síntoma-efecto del “corte” con la realidad, sirve de inmunizador contra el cambio, levanta una barrera difícil de franquear a cual-quier elemento instituyente, a cualquier elemento teórico procedente de “otro lugar”. El círculo se cierra, la base social de la organización se torna cada vez más exigua y por consiguiente cada vez más proselitista. más dogmáticamente segura de poseer la verdad. Pues cuando la realidad se niega a proporcionarnos éxito, es decir de alguna forma corroborar nuestras posturas, entonces el criterio de verdad lo buscamos en la sola fuerza de nuestra convicción que ya no tiene derecho a ser vacilante. El “ritualismo” se instala en la forma-iglesia y organiza la “repetividad” como mejor manera de evitar las herejías. Salmodiar los textos quizás no permita evolucionar pero sí que permite evitar los dis-cursos que no sean atestatarios de la doctrina.
¿Acaso los militantes que asisten a los plenos no han tenido nunca la impresión de asistir a una situación ritualizada. con unas funciones muy distintas de las proclamadas? La exégesis de los textos adquiere un lugar promordial, se discuten las interpretaciones del libro de las normas. La nominativa se transforma en el último y decisorio recurso para zanjar las cuestiones, por enci-ma de la adecuación de un planteamiento está su conformidad con las escrituras. Quien dice textos, memoria, ortodoxia, dice también “guardianes” del pasado. Hay pues unos legatarios de la historia, encargados de velar por la «pureza» de la trayectoria, encargados “autentificar” el presente a partir del pasado. Lo que importa es mantener un instrumento que sea un testimonio del pasado, que ayude a materializarlo hoy y sobre todo que no “lo manche” retroactivamente.
¿Para qué seguir? Hay muchos otros síntomas que sentencian a la CNT : la intolerancia a conflicto, la sacralización de las figuras históricas, las luchas hacia dentro de la organización que permiten unas victorias compensatorias de las que no se pueder conseguir sobre el enemigo, el desdoblamiento de los canales de información, etc.. etc.
Lo peor es que el futuro parece bastante predecible : acentuación de los rasgos actuales.
Tiempo atrás creí que CNT podía asumir una función de cristalización, de reagrupamiento, de puesta en relación, de catalizador de una nueva lucha. Hoy sé que CNT cumple un papel negativo, un papel de freno, de enquilosamiento, de destrucción de lo que hay de libertario en sus integrantes, no quiero ayudar a que las redes de CNT apresen un espacio donde estoy seguro que laten potencialidades revolucionarias, es decir innovadoras. Irse, pero ¿a dónde? Es cierto. No hay una alternativa ya construida. Si la hubiere, ¿cuántos militantes jóvenes y libertarios quedarían en CNT? La alternativa está por inventar. La realidad europea puede inducirnos a mucho pesimismo sobre la viabilidad práctica de una incidencia libertaria. pero entre un camino del que sé con certeza que no puede llevarme donde quiero y un camino incierto, no me cabe la menor duda.
Hay que definir las condiciones de posibilidad de un movimiento libertario amplio y que rebase una función puramente testimonial. No es fácil. Pero si esto es posible, sólo puede serlo a través del desarrollo de una actividad teórica sin cortapisas, que cuestione tranquilamente los puntos ciegos y los dogmas de la ideología anarquista : el poder, el estado, la revolución, la indivisión del trabajo, etc... Y también a través del desarrollo de una actividad política 7) insertada en las nuevas áreas de conflictividad social que distan mucho de pasar todas por un eje “de clase”. De cualquier forma los elementos para una alternativa constituirán materia para otra reflexión.
Tomás
carnet confederal n.° 086.246 del Sindicato de Enseñanza de Barcelona hasta mayo de 1979 8)
1) La valentía consistiría aquí en afrontar algo tan temible como es el miedo a la soledad y abandonar la cálida seguridad que proporciona el “ser parte de una organización” (...compañeros que habéis roto con el PC comprendo por fin vuestras tardanzas!).
2) Salvo el relámpago inolvidable del Mayo 68 y sus secuelas.
3)Imagino que sería abusivo aplicar este término a todos lo s miembros de los GAA pero no dudo ni un momento de que es el idóneo para la inmensa mayoría.
4) Admito que la biologización es peligrosa... pero menos si se está prevenido.
5) El marxismo y el anarquismo comienzan a mostrar síntomas de que se aproximan al final del ciclo. El carácter menos estructurado del anarquismo hace que los signos de “crisis” sean menos evidenciables que en el marxismo.
6) Necesariamente cambiante puesto que cambia la materia sobre la que se aplica.
7) Otra palabra "excomulgante".
8) Publicado en la revista Nada, Barcelona, n ° 3, invierno 1979, pp. 58-67.